miércoles, 29 de junio de 2011

Ni los perros

Ni los perros están acostumbrados a ver tal muchedumbre en Bahía Blanca. Apretada, bulliciosa, expectante. El frio de Julio se combate con organización, hace falta agolparse, juntarse. Ese frio que distancia todos los días, hoy sirve de excusa para ponerse hombro a hombro. En los bordes están los jóvenes, han llegado a esta calle tras incipientes militancias, custodiando al centro de una muchedumbre apretada, cartel en mano, que mira hacia la escalinata del edificio de la Universidad donde se lleva adelante el juicio, como hacia un escenario en el que el único show posible parece ser un gendarme intentando sacar un perro distraído.

Hoy comenzó en Bahía Blanca el juicio a 19 represores que actuaron durante la dictadura en el V Cuerpo del Ejército. Uno de ellos, Miguel Ángel García Moreno se profugó un día antes del comienzo del juicio. El proceso ya conoce de prófugos: el procesado Corres escapó de una comisaría local hace tres años, no sólo para escapar a la justicia sino para recordar que llegar a un juicio es el resultado de un proceso de intensas pujas: ida y venida de jueces, artilugios legales y prófugos.

8:15, dieciséis enchalecados policías custodian la entrada junto a una precaria valla sobre Colón 80. Hace mucho frio, la radio dice que 4 grados. Un hombre baja de su edificio y me pregunta de qué se trata, le digo que se juzgan a los represores de la última dictadura, parece aceptarlo sin interés y sigue su camino.

Los perros no entienden de qué se trata. Corren excitados entre la gente que ocupa el asfalto, sin comprender qué es este montón de personas: “¿es una amenaza, me darán de comer?”, imagino que piensan. En Bahía Blanca ni los perros están habituados a las manifestaciones. Bahía Blanca no tuvo ni tendrá piqueteros, no tiene amplias manifestaciones de movimientos sociales, pero sobre todo, no ha constituido una urdimbre de discursos que enlacen las pocas manifestaciones populares que existen. La distancia entre la cobertura mediática y una multitud dispara la perplejidad de los perros y vecinos. Un juicio contra represores en esta ciudad es la excepción que confirma la regla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Artículos relacionados