miércoles, 29 de junio de 2011

Los que faltan

Por Pablo Elián Carrasco*

Comenzaron los juicios a los represores del V Cuerpo del Ejército en Bahía Blanca. Para los familiares de víctimas del terrorismo de estado bahiense y para los militantes de los derechos humanos en esa ciudad, la oración con la que comienza este artículo tiene la fuerza de una vida. El inicio de estos juicios ha atravesado por largas dilaciones, jueces excusados, procesados prófugos y, sobre todo, ha llevado más de 25 años de lucha, en los que la opinión pública bahiense no ha acompañado con claridad.

En el acto de acompañamiento al inicio de los juicios, Enrique Gandolfo, titular de CTA Bahía Blanca, señaló que “Bahía no es solamente esa ciudad reaccionaria, sede de un diario fachista, como generalmente se la describe. Ambas cosas son ciertas pero también hay otra Bahía, la de la lucha obrera en Ingeniero White en 1907. La Bahía de los cinco mil obreros ferroviarios. La que resistió el golpe del ’55. La que el 30 de Mayo de 1969 paralizó la ciudad un día después del Cordobazo. La de Loyola y Heinrich, entregados a la dictadura por la patronal de La Nueva Provincia.”

Gandolfo permite ir más allá de la celebración de estos juicios. La importancia de este proceso iniciado el martes radica en la centralidad que tienen los juicios en la lucha por la construcción de la identidad bahiense, puja que marca los límites de lo posible/decible en esta ciudad.

El acto fue seguido por militantes de los derechos humanos, de partidos políticos y por estudiantes. Pero no estaba allí la clase media bahiense no organizada y, sobre todo, no estaban allí las clases populares bahienses. El campo de emergencia generado por la dictadura militar está aún actuando en esta ciudad. La complicidad civil y la indispensable complicidad mediática del diario local, desde el 24 de Marzo del ’76 hasta hoy, ha contribuido enormemente a ello, delimitado una serie de prácticas, una serie de subjetividades y una serie de reglas de exclusión que explican esas ausencias en el acto. El dispositivo represivo de la última dictadura militar no sólo desapareció a miles, sino que continuó actuando mediante otros dispositivos de disciplinamiento y producción de subjetividades que llegan hasta hoy. Faltan aquí aquellos que fueron secuestrados y desaparecidos, falta aquí gran parte de su generación, atemorizada o indiferente, y faltan aquí los que vivieron su juventud en los ’90.

El desafío para esta ciudad ya no pasa por lograr condenas a los culpables de delitos de lesa humanidad, que seguramente se logren, sino por constituir, a partir de los jóvenes, nuevos sujetos comprometidos masivamente con la lucha por los derechos humanos. Bahía Blanca carece de un progresismo activo, partidario o apartidario, que logre articular esa identidad con prácticas visibles en la arena pública. No hay unión entre una serie de ideas políticas progresistas, entre ellas el rechazo a la última dictadura militar, y una serie de prácticas relativas, entre ellas la presencia en las marchas del 24 de Marzo o actos como el del inicio de los juicios.

Esas luchas producidas en la ciudad, que bien enumeraba Gandolfo, no forman parte del fondo de memoria colectiva de sus ciudadanos, y deben hacerlo. Lo actuado por los medios locales, por la clase política, junto a un enorme hueco generacional producido por la represión, dan como resultado una sociedad que, salvo en los últimos años, ha carecido de manifestaciones culturales que permitan construir memoria. Además, la universidad es una usina de técnicos para las industrias locales, produciendo una falta de estudios sociales locales sistemáticos en el ámbito de la Universidad, pero sobre todo, produciendo una falta enorme de formación de jóvenes ligados por una memoria común en la que las luchas resaltadas por Gandolfo deben ser centrales.

En los dos primeros días de juicio, el pasado martes y miércoles, se produjo la lectura de los llamados requerimientos del fiscal. En la secuencia de los casos no sólo ha quedado clara la sistematicidad con la que se realizaban los secuestros, torturas y desapariciones, sino también el rol fundamental e indispensable jugado por el diario local La nueva provincia. Según consta en la causa, al modus operandi de la represión se le sumaba la producción de acontecimientos noticiosos en los que las muertes se “legalizaron”. En la lectura que da inicio al juicio se suceden los casos en los que los cuerpos son trasladados a una esquina en la que se simula un enfrentamiento entre los llamados “elementos subversivos” y las fuerzas del ejército. El círculo se completa con la participación necesaria del diario, donde se relataban los supuestos enfrentamientos en los que, luego del fuego cruzado y la resistencia de los “subversivos”, el personal del ejército lograba abatir a todos sin sufrir un solo rasguño. Las responsabilidades civiles deberán ser puestas sobre la mesa en un futuro no muy lejano. Es condición indispensable para la justicia, y sobre todo, es condición indispensable para la construcción de nuevos sujetos bahienses que nos permitan dejar de pensar en la ciudad del viento como una ciudad reaccionaria.

* bahiense, periodista, tesista de la Lic. en Comunicación, UBA.

Detalles sobre los juicios: http://thecuadernos.blogspot.com/2011/06/juicios-por-delitos-de-lesa-humanidad.html

Ni los perros

Ni los perros están acostumbrados a ver tal muchedumbre en Bahía Blanca. Apretada, bulliciosa, expectante. El frio de Julio se combate con organización, hace falta agolparse, juntarse. Ese frio que distancia todos los días, hoy sirve de excusa para ponerse hombro a hombro. En los bordes están los jóvenes, han llegado a esta calle tras incipientes militancias, custodiando al centro de una muchedumbre apretada, cartel en mano, que mira hacia la escalinata del edificio de la Universidad donde se lleva adelante el juicio, como hacia un escenario en el que el único show posible parece ser un gendarme intentando sacar un perro distraído.

Hoy comenzó en Bahía Blanca el juicio a 19 represores que actuaron durante la dictadura en el V Cuerpo del Ejército. Uno de ellos, Miguel Ángel García Moreno se profugó un día antes del comienzo del juicio. El proceso ya conoce de prófugos: el procesado Corres escapó de una comisaría local hace tres años, no sólo para escapar a la justicia sino para recordar que llegar a un juicio es el resultado de un proceso de intensas pujas: ida y venida de jueces, artilugios legales y prófugos.

8:15, dieciséis enchalecados policías custodian la entrada junto a una precaria valla sobre Colón 80. Hace mucho frio, la radio dice que 4 grados. Un hombre baja de su edificio y me pregunta de qué se trata, le digo que se juzgan a los represores de la última dictadura, parece aceptarlo sin interés y sigue su camino.

Los perros no entienden de qué se trata. Corren excitados entre la gente que ocupa el asfalto, sin comprender qué es este montón de personas: “¿es una amenaza, me darán de comer?”, imagino que piensan. En Bahía Blanca ni los perros están habituados a las manifestaciones. Bahía Blanca no tuvo ni tendrá piqueteros, no tiene amplias manifestaciones de movimientos sociales, pero sobre todo, no ha constituido una urdimbre de discursos que enlacen las pocas manifestaciones populares que existen. La distancia entre la cobertura mediática y una multitud dispara la perplejidad de los perros y vecinos. Un juicio contra represores en esta ciudad es la excepción que confirma la regla.

Juicios por delitos de Lesa Humanidad en Bahía Blanca

El pasado martes se iniciaron en Bahía Blanca los juicios a los militares, policías y agentes penitenciaron que actuaron durante la última dictadura cívico-militar en el ámbito del V Cuerpo del Ejército. El juicio incluye a 19 represores, dos de los cuales están ausentes. Julián “Laucha” Corres, quien se profugó en el año 2008 de una comisaría local, no asiste por razones médicas. Una junta médica evaluará su caso el próximo lunes. Miguel Ángel García Moreno se profugó sólo un día antes del inicio del juicio y aún no hay novedades de su paradero.


Foto: http://juiciobahiablanca.wordpress.com/

Los acusados son juzgados por crímenes de lesa humanidad realizados en el marco del V Cuerpo del Ejército. El fiscal de la Procuración General de la Nación, Horacio Azzolín, señaló esta tarde que “hasta ahora el juicio se viene desarrollando con normalidad, estamos en la lectura de los requerimientos de elevación a juicio, es que la parte introductoria al debate.”

Los 19 represores son juzgados por 90 casos de secuestro, torturas y desaparición entre 1976 y 1983. El principal centro clandestino de detención fue la “escuelita”, ubicada en el interior de las instalaciones del ejército, en las afueras de la ciudad de Bahía Blanca.

El tribunal está integrado por los jueces José Mario Triputti (Santa Rosa), Jorge Ferro (Mar del Plata) y Martín Bava (Azul).

El inicio del juicio estuvo acompañado por unas 400 personas que participaron del acto encabezado por los organismos de derechos humanos Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora e H.I.J.O.S., el premio nobel de la paz Pérez Esquivel, el ex–fiscal Hugo Cañón, en representación de la Comisión Provincial por la Memoria, representantes de CTA, la Liga por los Derechos del Hombre y organizaciones políticas.

sábado, 4 de junio de 2011

5 notas sobre #GH2011

1. Veo #GH2011. La relación con los consumos culturales de los sujetos (entre ellos yo) que tienen como ejes de su identidad y sociabilización las facultades de Ciencias Sociales (#fsoc) o Filosofía es, en mi opinión, uno de los puntos más patéticos de esos “ámbitos”. El sentido común de los mediocres de esas facultades se niega a ver, o reconocer ver, este tipo de programas masivos. Profesionales que tienen como objeto de estudio, entre otras manifestaciones sociales, la televisión, sostienen la actitud adolescente del VideoMatch vs. CQC (originalmente escribí CGT, #fail). La basura televisiva, aquello sobre lo que se ha generado consenso respecto de su estatus basuril, es negada como consumo cultural. Hacen falta atenuantes para reconocer “veo GH”. Será que, por más cientistas sociales que seamos, nadie labura analizando algo que no puede disfrutar de alguna manera y la disciplina de las aulas nos ha enseñado a hacerlo con culpa.

Entonces, dado que miro GH 2011 y debería ser algo así como un lector crítico de él, escribo un par de comentarios al respecto acá, algunos bosquejos pasibles de ser profundizados. Limitado entre la falta de ritmo de lectura y el alejamiento del ámbito académico (por un lado) y por la constante exposición a consumos culturales de lo menos estimulantes (por otro), haré lo posible por decir algo mínimamente interesante, #excusas. Sabrán comprender, todo lo que escribo me resultan en algún punto, obviedades.

Inspirado por la buena nota de Mariana Enriquez (Suplemento Soy, Página/12) me lanzo a la caza de algunas cosas que fui pensando mientras miraba el show el último mes y algo.


2. Sexualidad en GH2011. La nota de Mariana Enriquez repasa muy bien el derrotero del tema sexualidad en la casa de Gran Hermano. Sólo algo que agregar, tal vez ya dicho por ella misma de otra manera: creo que, tanto en GH como fuera de él, aquel dispuesto a performar cualquier tipo de discriminación por elección sexual, dada la inscripción en una formación discursiva dentro de la cual los enunciados discriminantes (negativamente) están vedados, choca contra la imposibilidad misma de la discriminación. Cualquier comentario respecto de la sexualidad de una persona debe ser suavizado, edulcorado, atajado, por otro comentario previo.

Muy probablemente la misma Ley de Matrimonio Igualitario sea, no sólo el resultado de la lucha militante de los movimientos que la motorizaron, no sólo el resultado del apoyo del bloque oficialista a dicho proyecto, sino también uno de los tantos fenómenos que emergen en un campo discursivamente fértil para su emergencia. Más claramente: el orden discursivo se ha reorganizado de tal manera en los últimos años que el lugar de la verdad ha pasado a ser ocupado por el respeto a la diversidad sexual. En este marco la Ley se torna posible y ella misma refuerza la estabilidad de lo decible y lo no-decible en la argentina actual. Ya no está tan copado andar diciendo a boca de jarro “putos de mierda” o expresiones por el estilo. Al menos en Capital Federal y las ciudades más grandes. En este marco, la corrección política, el insertarse como sujeto enunciativo en un colectivo social, implica respetar estas nuevas normas mínimas de convivencia. Ser anti-puto es sólo posible en algunos ámbitos como las canchas de futbol, los talleres de autos (estoy prejuzgando pero en fin) y algunos otros donde la definición de la masculinidad no ha sido tocada por la varita del progresismo porteño.


3. Todo reality es una ficción. Tal vez la más profunda de las obviedades que puedo llegar a decir. La oposición entre reality y ficción televisiva responde más a una estrategia de diferenciación, de construcción de un producto nuevo que a un hecho. El punto central de toda ficción es su estructura de relato, sin él tendríamos una secuencia insoportable de palabras y gestos que no llevan a ningún lugar, descripción. El reality estructura un relato a partir de una serie de condiciones distintas a las que supone una ficción televisiva. Esas condiciones son: tener 20 pibes, personajes relativamente ricos en historias personales y/o características de personalidad, diversos entre ellos. No tanto. / meterlos en una casa, de la cual sólo pueden salir renunciando a la motivación monetaria final / grabar todo lo que suceda allí dentro. Una vez obtenido esto se trata de construir relato con cada pequeño detalle que suceda allí dentro, si lo que sucede resulta por demás chato se procederá a patear un poco la pecera (fiestas con alcohol, cartas con habilidades especiales, poner en juego el presupuesto para viveres, limitar el uso del baño, hacer entrar nuevos participantes, etc.).

Lo que el espectador consume en este tipo de shows no difiere mucho de aquello que consume, al menos –o sobre todo- en la Argentina, cuando ve una ficción televisiva tradicional. Hay personajes, hay historias, hay conflictos, idas y venidas, historias de amor, de odio, alianzas, traiciones, aventuras, humor, ridículo, pateticidad y como si todo esto fuera poco, una falta increíble de capacidad intelectual por parte de los personajes, tornando el espectáculo no sólo un entretenimiento sino la vidriera de un local de personajes respecto de los cuales nos podemos sentir superiores, todo casi gratis y en horario central. De todas formas, esto no supone la ausencia de diversidad en los personajes, los hay inteligentes, divertidos, queribles y los hay ganadores (ninguno de los anteriores generalmente). En estos existe la potencialidad de la identificación y por tanto la potencialidad de que ganen el juego.


4. Poder de abstracción, conociendo las estructuras. La semana pasada GH2011 vio peligrar su éxito cuando el famoso Cristian U (@CristianUGH2011) decidió abandonar la casa por propia voluntad. Cristian U, un ex-ludópata con miles de seguidores, fue hasta su salida el único de los personajes que logró leer las estructuras de funcionamiento del juego. Probablemente el único personaje con capacidad de abstracción en la casa, utilizó todas las herramientas existentes dentro del reglamento para avanzar en el juego junto a sus aliados, bajando uno a uno sus enemigos. Muy mal visto dentro de la casa (donde se construyó el sentido común fashuto de que jugar estaba mal) Cristian U fascinó a miles de fanáticos por la sencilla razón de que tornaba entretenido una montonera de niños bien (o proyecto de) que se paseaban por la casa y el confesionario con moralinas varias y una inocencia que en el caso de no serla, tampoco era una buena estrategia. Se produjo en este enfrentamiento EL conflicto de esta historia.

Frente a la salida de Cristian U los enfrentamientos quedaban diluidos y se volvió a lo esperable de una juventud cuasi menemista, que atrasa, negadora del conflicto, la discusión y la toma de posiciones. Un conjunto de personajes que por cuenta propia no lograban leer más allá, pensar la estructura de la cual son parte, conocer el juego, saberse un tipo de jugador, organizar una estrategia, llevarla a cabo sin vacilaciones ni miramientos morales. Puede leerse, en los comentarios, las actitudes, una incapacidad para la anticipación, la planificación, justificada por el voluntarismo de no querer jugar.

La chates a la que el programa se dirigía, salvo milagroso despertar de alguno de los que permanecía dentro de la casa, fue maravillosamente saldada por la producción del programa. No sólo lograron hacer entrar nuevamente a Cristian U, sino que con él mandaron nuevamente adentro a Emiliano (@emilianoGH2011), un puto insoportable que puede aportar al juego; a Gisele (@GiseleGH2011), moralina andante con potencialidad para el juego también; y Rocio (@RocioGH2011), tapa de Playboy la semana pasada. Ya con el diario del Lunes (no sólo los que estaban afuera, sino todos los que están adentro: dado que ahora podrán comentar lo que sucede afuera quienes acaban de reingresar) el juego parece estar en primer plano finalmente. Aquellos que salieron y volvieron a entrar parecen haber comprendido finalmente que esto se trata de un show televisivo, que la morisqueta es más necesaria que la queja y que lo que pase adentro de la casa podrá llevarte a la placa, pero si caes bien entre los espectadores tenes posibilidades. Y quienes no salieron recibirán una dosis de información y una sacudida de parte de quienes entraron que les permitirá comenzar a leer un poco más el funcionamiento del juego, los recovecos del reglamento, asumirse como ratoncito y darle vueltitas a la rueda apuntando a los 400 mil pesos de premio.


5. El poder de la “gente”. Una vez más asistimos al gesto populista de denominación de “la gente” ama y señora de los designios del programa, de los personajes, del país. Ese sujeto colectivo que no existía, que era acumulación de individuos que excepcionalmente se encontraban en La Gala para apoyar a uno u otro personaje ha comenzado a modificarse con la irrupción de las redes sociales. El inexistente colectivo “la gente” se empezó a organizar, comenzó a armar grupos de Facebook, a hablar por Twitter y a producir acciones conjuntas (seguidores de Cristian U se organizaron para votar a uno de los personajes que lo enfrentaba en la placa y así no diluir sus votos entre dos oponentes a Cristian U). Es un poco irse a la mierda señalar esto como el principio de una organización política, pero cabe destacar que asistimos al comienzo de un fenómeno tan raro como “militancia televisiva”. El fan organizado. Ya se han visto este tipo de expresiones en las ficciones de Telefé con Pablo Echarri a la cabeza y la finalización de los ciclos en teatros donde la fanaticada expresa su pasión por el producto televisivo. Pero la incidencia del espectador (más allá del raiting) en GH es más profunda aún y será interesante analizar que voto televisivo y voto político comienzan a relacionarse con el par organización de fans televisivos, organización política. Lo que me molesta un poco es la GarciaCanclinada que me estoy mandando, sin embargo me parece interesante tener como objeto a pensar este fenómeno. Se podría pensar, junto a Canclini, la relación consumo-voto o el voto como consumo, particularmente en un momento de la política nacional donde el resurgimiento de la militancia política parece estar separando el voto del consumo, y acercando a aquel a una experiencia social y política más rica y comprometida.

viernes, 13 de mayo de 2011

Consumo de Medios: credibilidad de Clarín en baja, intención de voto para CFK en alza

Por Pablo Elián Carrasco, Rocio Miranda y Hernán Letcher

[publicado en Miradas al Sur | Año 3. Edición número 156. Domingo 15 de mayo de 2011]

Según un estudio realizado por la consultora Diagrama en el partido de San Martín, la mayoría de los ciudadanos de ese partido optan por informarse mediante los medios del Grupo Clarín. Sin embargo, a la hora de señalar sus preferencias de voto indican que, en Octubre, votarán por Cristina Fernández de Kirchner. ¿Qué sucede en el medio? ¿La credibilidad del Grupo Clarín en juego, lecturas críticas de medios por parte de los ciudadanos, o ambas?

El estudio “Actualidad Social y Política en General San Martín” fue realizado sobre 400 casos en el Partido de San Martín por la consultora Diagrama (Investigación Social Aplicada). Si bien el estudio no puede tomarse como representativo de toda la población, nos permite pensar el modo en el que se relaciona la sociedad con los medios de comunicación en el partido del norte del conurbano.


Los números

A la hora de informarse mediante un programa televisivo el 19% de los ciudadanos de San Martín optan por hacerlo a través de Canal 13/ Telenoche. Y el 17,3% lo hace mediante la señal de noticias del Grupo, TN. En tercer lugar está Telefé con 16,7% y 678-Canal 7 con 6,9%. Así, el 36,3% de los encuestados indicó que se informa con medios del Grupo Clarín. Entre los lectores de diarios (el 64% lee algún diario) el 39,7% elige diario Clarín.

Pero hay más: este mismo estudio, como todas las encuestas del momento, señala que la intención de voto para el Frente para la Victoria ronda el 45% y la imagen de la gestión de CFK es para un 44% Muy buena-Buena y para un 28% Regular.

De los encuestados, sólo el 3% consume los denominados “Medios K” y se trata preferentemente de mujeres, con estudios secundarios completos o universitarios incompletos, empleados y de 46 a 64 años de edad.

El 30% de los encuestados que consume medios del Grupo Clarín, son preferentemente varones, con estudios secundarios completos o universitarios incompletos, empleados y de 31 a 64 años de edad. De esas personas el 35% tiene una imagen positiva de la gestión de la presidenta, y un 25% tiene una imagen neutral, sólo el 0,9% ve de manera negativa a la mandataria.

De los encuestados a favor del gobierno Kirchnerista (el 45%) el 24% es consumidor de medios del Grupo Clarín, el 7% de “Medios K”, 37% Otros, 32% dice no consumir medios.

¿A qué se debe esta aparente brecha entre consumo de medios e intención de voto?


Comunicación en el Siglo XXI

La “aguja hipodérmica” como teoría para interpretar el consumo de medios ha quedado en desuso y ya no se cree que los mensajes penetren en los ciudadanos de manera directa. Esto puede ser un comienzo de explicación a la llamativa convivencia de consumo-de-Clarín/voto-a-Cristina. Evidentemente no basta con decir algo por los medios masivos para contar con la garantía de que ese mensaje sea recibido como el emisor quiere. La creencia de que con sólo llegar a muchos se ganaba su opinión ha quedado en el camino, atrás, en el siglo XX.

En el estudio existe una brecha entre lo que se dice en la tele y lo que se lee y piensa en el living de una casa. Los datos del estudio llevan a concluir que los usuarios de los medios encuestados no creen lo que allí se dice de la presidenta y su gobierno.

A su vez, existe un hiato importante que la Ley de Medios viene a saldar: hay una distancia enorme entre lo que se puede escuchar en televisión (dos o tres voces) y la pluralidad de voces que existen en nuestra sociedad. Muy probablemente muchos de los que se informan a través del Grupo Clarín lo hagan porque no les quedan otras chances, más si tenemos en cuenta que casi el 85% del mapa de medios de nuestro país está en manos del grupo oligopólico de Noble y Magneto. Esas mismas personas están formando sus opiniones políticas y pensando su voto no solo a partir de lo que leen, escuchan o miran, sino, y fundamentalmente, a partir de otros factores: su vinculación con organizaciones sociales, sindicatos, clubes, grupos de amigos y otras redes de relaciones, y todo aquello que experimentan en su vida cotidiana, la de sus vecinos y familiares. Los cambios materiales y simbólicos que este modelo ha llevado adelante han impactado de tal modo en la vida de cada uno de nosotros/as que, en muchos casos, vencen la posición dominante del Grupo Clarín y su caterva de medios agitando banderas de caos y derrumbe.


Hablarle a otra sociedad

Los números marcan la sobrevaloración que, tanto en el ámbito mediático como en el político, se produce sobre el poder del Grupo Clarín de influenciar de manera directa sobre la opinión pública. Daniel Cecchini, se refería a esto hace un par de domingos, en Miradas al Sur, a esta imposibilidad de una gran cantidad de mensajes masivos de llegar a la piel de la opinión pública: “La incuestionable realidad de los votos empieza a derrumbar las ficciones construidas y propaladas por las usinas periodísticas del monopolio. Títeres y titiriteros enfrentan impotentes el final de la política mediatizada de los ’90, que proponía la desmovilización popular – en realidad, la desaparición del pueblo como actor político activo- para instaurar una democracia ficcionalizada que la gente – esa invención mediática- miraba pasivamente por televisión.”.

Es que la oleada de anti-kirchnerismo mediático ya no se enfrenta a una sociedad como la de los ’90. El discurso de Clarín y sus medios se enfrenta a una sociedad más organizada, con mejores niveles de educación y empleo, hasta nos atreveríamos a decir con más conciencia, y que ha comenzado a ver en la política la condición sine qua non para el mejoramiento de la sociedad, lo que implica no caer tan fácilmente ante la demonización del político “por qué si”.


Credibilidad

A esto se suma la pérdida de credibilidad de los medios del Grupo Clarín. Valor que, más allá de la cotización en bolsa, marca el pulso y el valor real de influencia de un medio. Las verdades con las que una sociedad se organiza están íntimamente ligadas a la credibilidad. ¿Qué pasa en una sociedad en la que un gran porcentaje de sus ciudadanos no cree lo que lee en los diarios? ¿Es la falta de credibilidad una respuesta suficiente para explicar que Cristina sea votada aún por quienes tienen gran exposición a los mensajes que la denuestan? Son cuestiones a debatir aún.

El problema que enfrenta el Grupo Clarín no es sólo un problema de dinero “inmediato” (si vende más o menos [1]): el problema es que su principal capital está en duda, su credibilidad está en juego y la posibilidad de proyección económica del Grupo se sustenta en esa credibilidad. Frente a este panorama, la decisión del CEO de Clarín ha sido la de mantenerse en la línea de profunda agresividad hacia el gobierno, aun corriendo el riesgo de perder su valor más preciado en términos económicos. El conflicto entre Clarín y el Gobierno Nacional ha llevado al multimedio a realizar las más burdas maniobras para desprestigiarlo (ocultamiento de información, mentiras explicitas, absoluto desconocimiento de mejoras sociales/económicas, etc.)[2]. En el camino ha perdido la credibilidad que le permitiría mantenerse en pie durante los próximos años.

Además, la investigación que se lleva a cabo sobre la posible apropiación ilegal de Papel Prensa S.A. durante la última dictadura militar por parte de Clarín y La Nación, y el llamado “Caso Noble” sobre la identidad de los “hijos adoptivos” de Ernestina de Noble, minan la confianza en un grupo empresario que se encuentra no sólo en un conflicto de poder con el Gobierno Nacional sino también involucrado en dos causas judiciales de extrema gravedad en la que se dirime la culpabilidad o no de crímenes de lesa humanidad.

En este marco es que el discurso del Grupo Clarín respecto del gobierno nacional ha comenzado hace tiempo ya a caer en saco roto, los datos de la encuesta que comentamos así parecen demostrarlo.

NOTAS

[1] Desde el 2005 Clarín viene cayendo en el número de ventas. Lleva cinco años consecutivos de descenso según el Instituto Verificador de Circulaciones (IVC). Diario Popular lleva seis años de aumento en las ventas. Lo que explica la reciente salida de Muy (Grupo Clarín) y Libre (Grupo Perfil, Editorial Atlántida), dos emprendimientos que salen a disputarle a Diario Popular terreno allí donde el negocio de diarios en papel está creciendo.



Fuente: Diario sobre diarios
[2] Esta necesidad de hiperbolizar lo negativo y hacerlo tapa ha llevado al multimedio a dejar de lado reglas básicas del periodismo. En twitter se bautizó a este movimiento realizado por el grupo con el hashtag #findelperiodismo. La revista Barcelona realiza desde su mirada humorística una crítica a estas prácticas al titular con el famoso “Ahora dicen…”, fórmula que oculta la fuente por la absoluta falta de ella: quien dice es el Diario.

viernes, 25 de marzo de 2011

Nosotros, los bahienses

Ayer concurrí a mi primer marcha en mi ciudad natal. Mi espíritu coleccionista/taxonomista/perfeccionista me ha llevado a la búsqueda de inicios perfectos. En los inicios, en los primero de /cualquier cosa/ he tratado obsesivamente la perfección. Desde la colección de figuritas, pasando por la construcción de colecciones de objetos y hasta en el inicio de cualquier actividad que lleve adelante. La búsqueda de un inicio perfecto es la condición indispensable para la perfección final. Será que la falta de perfección en el inicio habilita el abandono de la empresa, en fin…

En esta primera marcha en Bahía tuve un inicio cuasi perfecto. El motivo era el correcto, era EL motivo. Condición de posibilidad de la constitución de una vida política aceptable en Bahía era un inicio como este. Si debía asistir a una marcha en Bahía Blanca, esa marcha debía ser contra La Nueva Provincia, mi primera obsesión política (junto con la dictadura) allá cuando tenía 14 o 15 años. Además, lo que lo hace mejor aún, fue absolutamente improvisada, estaba de casualidad en la ciudad, me enteré de casualidad y casi que caminé hacia el centro de la plaza casualmente, con miedo, solo, distante, expectante, para recibir de una simple caminata de dos cuadras lo que no sentí en 27 años de bahiense.

La ida de la ciudad previa a la edad universitaria y mi falta de conocimiento de ese ámbito me alejó también de experiencias de militancia en la ciudad. Todas mis experiencias de militancia se desarrollaron en Buenos Aires.

Llego al centro de la plaza desde una de sus esquinas, escondiéndome en mis bolsillos. La soledad en una marcha siempre fue algo que me fue difícil de llevar. El primer grupo de personas que veo es chiquito, unos 5 o 6 charlando. Identifico a un hombre, alto, de barba, muy alto, grandote, pero de esos grandotes que no intimidan, un grandote de unos 60 con amigable sonrisa, ojos alegres, entusiastas. Lo conozco de cuando iba a los Juicios por la Verdad, cuando tenía 15 o 16 y empezaba a hacer algo por mis inquietudes políticas. Veo una mujer charlando con él y me esperanza la posibilidad de que sea Mirta Colángelo, a quien hace un par de años no veo. No es. Paso por su lado, voy girando en torno al monumento central y apunto a un árbol buscando algún punto de referencia donde no sentirme tan solo. Me apoyo allí, contemplando a la JP y sus banderas y cantos. Que difícil militar en Bahía, pienso. Son 4, pienso. No son 4, son más. Cantan a favor de Cristina, son muy jóvenes. Algunos, tímidos, parecen asistir a su primer marcha militante. Cerca mío un par de chicas de la facultad (que acá se dice Uni). Una de ellas docente, comenta sobre su trabajo, vino en bici. Yo llegué en un Tiida, pienso. “¿Se puede militar con gente con la que se tiene tal diferencia vehicular?”. Tal vez haga falta comprase una bici, consenso.

Partimos de la plaza. Me encuentro caminando en la columna de la JP tras una bandera que dice “Juventud Kirchnerista”. Un poco incómodo por el tag me termino corriendo al llegar a la punta de la plaza. Voy vagando entre las banderas, miro el celular constantemente como único punto de referencia, lugar de encuentro con quienes son parte de mi vida y no están ahora. Solo allí comienzo a buscar comunidad. Me da vergüenza no estar del todo seguro donde está el edificio de La Nueva Provincia. Entre mi falta de orientación geográfica crónica y mi poca familiaridad con el transito cotidiano por estas calles trato de seguir a los co- como sabiendo hacia donde vamos. Veo unas banderitas de 678 y por alguna extraña razón me siento más familiarizado. Alguna vez pensé que una de las pocas cosas lindas que tiene la globalización son los puntos de referencia globales que al ser también puntos locales pueden remitir a la localidad estando al otro lado del planeta. Ya me pasó en Londres, donde me sucedió algo tan estúpido como que un McDonalds fuera lo único conocido, lo único que podía conectar a mi lugar.

Dejamos la calle de la plaza y ahora nos rodean comercios. Los comerciantes, apostados en la puerta de sus propiedades, nos miran. Espectadores de una manifestación, han salido todos a las puertas, todos. Los miro extrañado y comienzo a sentirme parte. No soy ellos, soy estos. Aquí, de este lado, donde hay alegría, donde se camina charlando, cantando, donde un desconocido como yo camina como un compañero, también se es bahiense. Allá, mirando el espectáculo, interrumpiendo la labor comercial por la fuerza, reaccionando como todos esperan, poniendo cara de desaprobación, colocando la marcha en un escenario teatral, cómodos, los otros. Bastó esa cuadra para cambiar la mirada sobre mí mismo, la ciudad y sus habitantes.

Camino junto a un grupo de desconocidos con los que me siento identificados políticamente y puedo visualizar, son carne, frente a mí, a aquellos por los cuales he puteado tanto a esta ciudad, a aquellos por los que tal vez nunca me sentí del todo cómodo en ella, y a aquellos por los que apuré mi salida todo lo que pude.

Comencé como un etnógrafo, terminé siendo parte. Recorrí esas mismas calles en las que me crucé con los vestiditos tantas veces, esos que miran de costado, que se fijan en lo puesto, que tienen padres bien. Recorrí esas calles, las mismas, mismitas, en las que nunca me sentí cómodo caminando. Esas calles en las que aceleraba el paso, esquivando gente, sin mirarlos. Las que recorría como un shopping, intentando esquivar el camino diseñado para ir directo al punto, a comprar una zapatillas, un disco, a tomar el bondi, pasar, entrar y salir.

Esta vez el recorrido se hace cuerpo social, se extiende en colectivo y modifica el paisaje. Me estiro cual goma y soy/somos todos. Una sensación de comunidad que no corresponde a la frialdad del clima, de los transeúntes, de la ciudad. Lo que era caminata aislada, lo que era evitar al otro, se hace cuerpo colectivo, se hace contacto. Los vestiditos siguen allá y acullá. Pero el recorrido es pura extrañeza. Ya no son los que eran. Esas mismas calles donde la sociedad bahiense se reafirmaba a cada paso comienza a modificarse con la irrupción de un nosotros.

Esta nota fue publicada también en el diario Eco Días de Bahía Blanca: http://ecodias.com.ar/notas/vernota.asp?NN=6680

Artículos relacionados